sábado, 17 de abril de 2010

Se murio el man


Aun recuerdo cuando escuche a Fernado Artieda leyendo poesia en el concierto de Hector Napolitano hace mas de 2 años. Fue cuando bajaron todos desde las peñas como un rio y no habia donde meter un pie, menos aun la bicicleta que de cojudo fui llevando.

X suerte doña Silvia del cafe cultural "Guayaquil de mis amores" me la dio guardando, pero no fue facil, es en un segundo piso y sus grandas muy delgadas y como la cortesia enseña tuve que aceptarle un cafecito, aunq claro, pagaba yo.

Cuando baje estaba aun mas gente que antes y seguian llegando. Cerca de la entrada una señora y sus amigas emocionadas decian en voz alta ¡Ya dejen de meter tanta gente, ya no hay donde! ¿Como vamos a bailar?, despues de lo cual reian a viva voz, recordando cuando eran un grupo de colegialas coquetas con la botella de caña manabita pasando de mano en mano.

Me acerque al escenario a tomar fotografias, la oscuridad de la noche y la luz de la iglesia generaban sombras que se extendian por todos lados, sombras que luchaban con las luces de colores. El aire era calidoy dulzon, producto de la transpiracion de la masa, la cual se silencio poco a poco mientras los artistas subian al escenario.

Ahi estaba el poeta, con su guayabera blanca como su pelo y su rostro arrugado por los años. Ya en ese entonces su enfermedad no era desconocida y los rumores de su proxima muerte ya recorrian las calles. Pero no eran rumores mal malintencionados o alarmistas, ahi estaba frente a nosotros su publico; viejo y maltrecho, pero lo que mas importa; estaba bien parado.

Entonces empeso a leer, o mejor dicho a declamar, xq aunq tenia el papel frente a el, lo que manifestaba por el microfono salia de su interior.

Hablaba de putas y maricas, de ladrones e intelectuales, de estudiantes y de borrachos, de curas y rocolas..... No los mencionaba como personajes ajenos o enfrentados sino como amigos, vecinos, amantes de un mismo Guayaquil. Su voz grave daba peso a sus versos.

Termino con su poema a JJ, el que inmortalizo los versos de Angel Silva haciendolas canciones que llenaron el alma del pais por decadas. La musica y la poesia son buenas amigas, porque finalizado el poema y de una miriada de aplausos por el viejo y enfermo poeta empeso a tocar su gran amigo, el viejo Napo. Ahi revento la fiesta.

Un pequeño niño gordo subio al escenario y como el mas experto de los q bailan el bailo sin ser experto. Tambien subio otro viejo, pero me reservo el comentario de sus dotes bailadores.

Ha pasado mas de 2 años y se murio el man.